Los votantes de los Estados Unidos irán a las urnas este 3 de noviembre, con Donald Trump y Joe Biden compitiendo por la presidencia. Con el mundo lidiando con una pandemia, y las economías luchando por salir de uno de los baches más profundos de la historia, la carrera por la Casa Blanca es una de las más impredecibles de los últimos tiempos.
En medio de la incertidumbre, vale la echar un vistazo al pasado: ¿cómo llegaron al poder el expresidente Bush y el expresidente Obama? ¿Se enfrentaron a algún desafío particular planteado por los acontecimientos mundiales? ¿Qué impacto tuvieron sus políticas en la economía de los Estados Unidos y en los mercados de valores? Desde la burbuja de las empresas <<puntocom>> y la Gran Recesión, hasta los ataques terroristas del 11 de septiembre, todos los presidentes se han enfrentado a diferentes pruebas.
A continuación, DailyFX ha separado los acontecimientos sociales y económicos durante las presidencias de George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump.
¿EXISTE UNA RELACIÓN ENTRE EL S&P 500 Y EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES DE EE. UU.?
Ciertos datos del pasado sugieren que el desempeño del S&P 500 puede ser usado para predecir el ganador de las elecciones de EE. UU. El índice accionario tiene un 87% de éxito cuando se trata de predecir el resultado de una elección. Es decir, si las acciones tienen un rendimiento positivo durante los tres meses previos a las elecciones en relación con el primer trimestre del año, es probable que gane el partido en el poder.
El retorno de las acciones es un punto clave que se aborda en el análisis de cada presidencia. Sin embargo, dado el impacto de COVID-19, ¿se puede seguir utilizando el S&P 500 como un indicador fiable? ¿Estamos viviendo en una época sin precedentes en la que los anteriores indicadores pierden eficacia, o la pandemia ha sacado a la luz cuestiones que hemos visto antes?
Para responder a estas preguntas, necesitamos mirar los comicios presidenciales del pasado y analizar los factores que cada nuevo presidente heredó, cómo los abordó y el impacto que tuvieron en las futuras elecciones. En las siguientes secciones, examinamos las condiciones a las que se enfrentó cada presidente, cómo reaccionó y qué cambió durante su mandato. Este análisis, junto con las fluctuaciones del S&P 500, puede proporcionar una base para predecir las elecciones estadounidenses del 2020.
- La presidencia de Bush marcada por la crisis
- Obama elegido mientras la sociedad estadounidense exige un cambio
- El tumultuoso ascenso al poder de Trump
- ¿Cómo planean Trump & Biden lidiar con las crisis actuales?
LA PRESIDENCIA DE BUSH MARCADA POR LA CRISIS
George W. Bush heredó una economía al borde del colapso cuando se convirtió en presidente de los Estados Unidos en el 2001. El mercado de valores se tambaleaba por la burbuja de las empresas <<puntocom>>, mientras que los ataques terroristas del 11 de septiembre desencadenaron una guerra que no sólo cambió a los EE.UU. sino al mundo entero.
Políticas para corregir y cuestiones que surgieron: Menores tasas de impuestos y guerra
El presidente Bush hizo dos movimientos fiscales significativos en respuesta al colapso del mercado de valores a principios de la década de 2000:
- La Ley de Reconciliación de Crecimiento Económico y Alivio Fiscal de 2001 (EGTRRA, por sus siglas inglés)
- La Ley de reconciliación del alivio fiscal para el empleo y el crecimiento de 2003 (JGTRRA, por sus silgas en inglés)
Las dos políticas proporcionaron alivio en general. Sin embargo, algunos analistas han observado que hubo beneficios significantes para los hogares de altos ingresos, con el 1% más rico recibiendo un recorte de impuestos efectivo del 5% por año.
Al mismo tiempo que Bush reducía las de impuestos, también dirigía las guerras en Afganistán e Irak. Después de los ataques del 11 de septiembre, Bush autorizó la invasión de Afganistán y, dos años después, un segundo asalto militar a Irak. Esto duplicó el gasto militar de 300.000 millones de dólares a 600.000 millones de dólares entre 2001 y 2008. Este incremento afectó a la economía de los Estados Unidos y, por lo tanto, al S&P 500, pero no de forma tan significativa como muchos podrían suponer.
Como señalan algunos miembros de la Oficina Nacional de Investigación Federal (NBER, por sus siglas en inglés), los mercados estadounidenses pueden ser «extremadamente sensibles a los cambios en la probabilidad de una guerra». Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, el S&P 500 experimentó una pérdida de un día del 4,9%. El organismo estadounidense también muestra que un aumento del 10% en la probabilidad de derrocar a Saddam Hussein hizo que el S&P 500 cayera un 0,5%.
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Por lo tanto, es posible decir que los cambios políticos pueden ser demasiado marginales y temporales como para tener un efecto a largo plazo en el índice de valores más importante del mundo. Mientras que la amenaza de la guerra tiene impacto en los mercados, la evidencia anterior no muestra un vínculo indiscutible entre las acciones militares de Bush y el desempeño del S&P 500. De esta manera, en términos puramente económicos, las guerras tal vez no hayan contribuido a una disminución de la popularidad de Bush.
La administración de Bush, un resumen: ¿Qué aprendimos?
Aunque el presidente Bush estuvo al mando durante una expansión económica, también presidió dos recesiones y vio como la proporción de la deuda de los EE. UU. con respecto al PIB alcanzó el 68%. Para los inversores, fue un cambio en las fortunas especulativas. El mercado de valores encontró grandes problemas cuando Bush dejó el cargo. Aquellos que se mantuvieron en el camino vieron los retornos del S&P 500 caer al -40%.
Al revisar los factores que llevaron a Bush a la presidencia, la economía fue el factor crucial. Independientemente del éxito de sus políticas, los votantes estadounidenses las vieron como una forma de salir de los problemas en un momento en el que una gran industria, la del internet, se estaba derrumbando. Su respuesta a los ataques terroristas del 9/11 fue tolerada, pero puede que no haya sido ideal ni económica ni socialmente. En general, los factores económicos fueron suficientes para mantener a Bush en el poder durante dos mandatos. Sin embargo, para cuando su presidencia se acababa, los estadounidenses estaban listos para un cambio.
OBAMA ELEGIDO MIENTRAS LA SOCIEDAD ESTADOUNIDENSE EXIGE UN CAMBIO
Bush heredó una economía frágil, pero al presidente Barack Obama le tocó presidir durante la crisis financiera de 2009. La Gran Recesión se veía venir durante dos años, pero Obama llegó a la campaña con un simple mensaje: «Un cambio en el que podemos creer». Además de ser visto como un contraste con Bush, Obama estaba compitiendo para convertirse en el primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos.
Políticas para corregir y cuestiones que surgieron: Un tiempo para el cambio
El período previo a la inauguración de Obama es a menudo visto como un momento de cambio tanto político como social. Aunque su presidencia no pondría fin a las guerras en el extranjero, había esperanza de que lo hiciera. Los estadounidenses se vieron afectados por dos recesiones y dos guerras bajo el presidente Bush. El escenario estaba listo para un cambio radical, y los votantes creían que Obama lo traería.
A diferencia de los años de Bush, donde la economía influyó en la opinión pública, los deseos de la sociedad marcaron la carrera de Obama vs. McCain en el 2008. Tanto Obama como McCain fueron calificados como dos de los candidatos más apreciados en la historia reciente. En una encuesta de Gallup de octubre de 2008, Obama recibió una calificación favorable del 61%, mientras que McCain quedó un poco rezagado con un 57%. Esto podría sugerir que los votantes de EE. UU. estaban desesperados por un presidente que pudiera ofrecer una nueva dirección. Podemos contrastar esto con una tasa de aprobación del 45,5% para Donald Trump de cara a las elecciones de 2016.
Basándonos en esta evidencia, podemos concluir que la economía mundial y la de los EE. UU. fueron factores críticos durante la campaña de Bush. Pero para cuando Obama llegó, el público había cambiado de prioridades. De hecho, fue solo en el 2016, cuando Trump fue elegido, que los votantes estadounidenses volvieron a centrarse en la economía.
La confianza del consumidor, el empleo y el crecimiento del mercado de valores de Obama
Aunque la reputación de Obama y su estilo de política eran importantes, la economía no podía ser ignorada. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., la tasa de desempleo aumentó durante las primeras etapas de la presidencia de Obama, con el número de desempleados pasando de menos del 5% en diciembre de 2007 al 7,2% un año después.
Sin embargo, en octubre de 2012, pocas semanas antes de que los votantes estadounidenses fueran a las urnas, el desempleo había bajado a un 8%. Esto rompió el ciclo del aumento en el número de desempleados y cuando fueron encuestados por NBC News, los votantes lo tomaron como una señal de que la economía de Obama estaba dando un giro positivo. Esto llevó a un aumento de 15 puntos en las encuestas, con el 42% de las personas encuestadas creyendo que la economía mejoraría bajo un segundo mandato de Obama en lugar de su nuevo rival, Mitt Romney.
La administración de Obama, un resumen: ¿Qué aprendimos?
Algo que podemos aprender de los dos mandatos de Obama es la interacción entre la economía y los factores sociales. Cuando ganó en el 2008, Obama fue la cara del cambio: una figura que representaba una transición en la opinión pública y que no basaría sus políticas meramente en una economía fuerte. Mientras luchaba por un segundo mandato, la economía se convirtió en un tema más importante. La gente necesitaba empleos y pensaron en Obama como el hombre para lograrlo.
Hoy en día, esto establece un interesante paralelo con la realidad del 2020. Es decir, si bien los factores sociales pueden dificultar que Donald Trump gane un segundo mandato, el tema del mercado laboral podría jugar a su favor. Su estrategia «America First» (EE. UU. por encima de todo) produjo crecimiento económico hasta que la pandemia COVID-19 golpeó en el primer trimestre de 2020. Ahora, con las cifras récord de las solicitudes de desempleo en los Estados Unidos (más de 830.000 por semana en septiembre de 2020), los votantes pueden decidir cuál candidato sería ideal para gestionar la crisis del empleo, de manera muy similar a como optaron por Obama en 2008.
EL ASCENSO AL PODER DE TRUMP
A diferencia de sus predecesores, Trump no heredó una recesión. Sin embargo, entró en una economía amenazada, según él, por China. Los acuerdos comerciales anteriores y la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) bajo Bush significó que los Estados Unidos ya no era la única superpotencia global.
Ya sea que el conflicto fuera fabricado o inevitable, Trump basó su campaña en reafirmar el dominio de los EE. UU. trayendo los negocios “a casa”, ya que hacer al país grande de nuevo era su mantra. A pesar de que la economía era fuerte, muchos estadounidenses no estaban contentos con el hecho de que los inversores extranjeros, en especial China, tuvieran un control significativo sobre las importaciones, exportaciones y la deuda nacional de los Estados Unidos.
En 2011, China tenía 1,3 billones de dólares de la deuda de EE. UU. y también controlaba el 15% de las exportaciones mundiales. Trump hizo de este uno de los principales campos de batalla. Vio el dominio de China como un problema para la economía, un obstáculo que, según Trump, Hilary Clinton no podía arreglar, pero que él sí podía. Esto, en muchos sentidos, fue un factor importante que influyó en las elecciones.
La Administración Trump, un resumen: ¿Qué aprendimos?
Trump fue elegido para el cargo y puso la vista en impulsar los negocios y frenar la influencia de China. En suelo local, implementó recortes de impuestos, particularmente para las empresas. En 2017, el presidente propuso un recorte de la tasa de impuestos corporativos del 35% al 21% y la eliminación de los impuestos sobre el patrimonio. También redujo el número de tramos de impuestos federales para individuos de siete a tres: 12%, 25% y 35%. Además, los ingresos reportados en una declaración personal fueron gravados con un 25%.
En el momento en que se centró en los negocios de EE.UU., Trump también comenzó su ataque a China. La guerra comercial fue impulsada por el deseo de poner a «EE. UU. primero» (America first) y de traer de vuelta los trabajos manufactureros perdidos a otros países, incluyendo a China. La reducción del déficit comercial y el restablecimiento de los EE.UU. como una superpotencia siempre iba a tener al notable crecimiento económico de China como un obstáculo principal.
Las políticas de Trump estaban funcionando. El desempleo a principios de 2020 estaba por debajo del 4% y el crecimiento económico era similar a los niveles observados durante la época de Obama en el cargo. El S&P 500 también generó retornos de más del 50% en la última parte de 2019. Sin embargo, cuando COVID-19 golpeó en marzo de 2020, entramos a una nueva realidad.
¿CÓMO TRUMP Y BIDEN LIDIARÁN CON LA CRISIS ACTUAL?
Los candidatos presidenciales de 2020 tendrán que hacer frente a una pandemia mundial. Antes de la propagación del COVID-19 en 2020, la gestión de Trump estaba teniendo un impacto positivo en la economía de los EE. UU. y en los mercados de valores. Hasta febrero de 2020, el rendimiento del S&P 500 bajo Trump se situaban en el 48%. Aunque desde entonces se ha reducido al 43%, su tiempo en el cargo ha sido más positivo para los inversores que el de Bush, pero no más que el de Obama.
Ahora, las restricciones impuestas para controlar el brote del coronavirus en el 2020 han puesto fin a la expansión económica más larga de la historia. El COVID-19 ha dado lugar a medidas de confinamiento en todo el país, provocando que miles de empresas se declaren en bancarrota, y que millones de personas pierdan sus puestos de trabajo. Esto podría perjudicar cualquier futuro debate sobre el mercado de valores de Trump vs. Obama. Pero, lo que es más importante, es que el ganador de las próximas elecciones no sólo tendrá que preocuparse por los gráficos del S&P 500, sino también por nuevos desafíos tanto sociales como económicos.
El alcance del COVID -19
Entre el 21 de marzo y el 28 de mayo de este año, 40 millones de ciudadanos estadounidenses solicitaron subsidio por desempleo. Trump respondió firmando un paquete de estímulo de 2 billones de dólares llamado «Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica contra el Coronavirus» (CARES, por sus siglas en inglés). Para agosto de 2020, el PIB estadounidense real era un 4% más bajo que cuando Trump asumió el cargo. Sin embargo, el buen desempeño de los mercados de valores bajo Trump estaba en pleno efecto ya que los índices bursátiles aún sumaban un balance positivo de un 54%. De hecho, aunque el S&P 500 cayó un 34% cuando COVID-19 sacudió a los mercados en marzo, desde entonces el índice se ha recuperado y ha alcanzado máximos históricos.
La recuperación se debe, en gran parte, al sector de la tecnología. Mientras que el sector de la energía y de las finanzas han caído un 37% y un 20% en el 2020 respectivamente, el sector tecnológico ha crecido un 25%. Este aumento ha sido liderado por el buen desempeño de Amazon y Apple durante el confinamiento. El rally de las empresas de tecnología, junto con las medidas de estímulo supervisadas por el presidente Trump, ha permitido que la economía de los EE. UU. se recupere. A pesar de que la crisis está lejos de su fin, 1,37 millones de puestos de trabajo se añadieron en agosto de 2020, llevando la tasa de desempleo del 10,2% en julio al 8,4%.
¿Trump volverá a hacer una diferencia en el mercado de valores?
¿Puede el anterior historial de Trump, el espíritu de «America First» y el manejo de COVID-19 ayudarlo con su reelección? ¿O el colegio electoral optará por Joe Biden? Podemos resaltar los siguientes paralelismos con el cambio de Bush/Obama.
La época de Bush en el cargo estuvo marcada por los temas económicos y la guerra. Obama fue visto como una alternativa comparativamente pacífica. El mandato de Trump ha sido similar al de Bush en el sentido de que su actitud ha dividido la opinión y generado controversias. Sin embargo, algunas de sus políticas, en general, pueden considerarse exitosas. De no haber sido por el coronavirus, la economía estaría en una posición bastante fuerte.
Pero, en un momento en que los EE. UU. y el resto del mundo están buscando algún tipo de estabilidad, Biden puede ser visto en la misma luz que Obama. Ciertas encuestas tienen a Biden aventajando al actual presidente, aunque podría haber sorpresas como ocurrió en el 2016 con los que apostaban por una victoria de Hilary Clinton. Algunas de las políticas clave que podrían determinar el resultado de las elecciones de EE. UU. en 2020 son:
TRUMP |
BIDEN |
Presionar para reabrir la economía a pesar del COVID-19. |
Un enfoque cauteloso. Contempla realizar más pruebas e implementar el uso obligatorio de mascarillas. |
Centrarse en un paquete de estímulo, pero apoyar los recortes de impuestos sobre la nómina y otras medidas para ayudar a la economía. |
Inyectar más dinero en la economía, proporcionar a los estados más apoyo financiero y crear nuevos puestos de trabajo a través de iniciativas de energía limpia. |
No aumentará los impuestos y puede utilizar los recortes para estimular la economía. |
Quiere aumentar el salario mínimo nacional a 15 dólares por hora y elevar la tasa impositiva marginal de los más ricos al 39,6%. |
Basándose en la teoría del mercado de valores como predictor, Trump podría estar dirigiéndose a un segundo mandato. No obstante, los inversores no han perdido de vista el hecho de que las subidas del S&P 500 se han ralentizado desde septiembre, lo que podría indicar que la marea está cambiando.
LA CARRERA PRESIDENCIAL DE EE. UU. ES UNA ECUACIÓN COMPLEJA
La sociedad y la economía tienen una historia y un papel importante en las elecciones de los Estados Unidos. Los años de Bush se caracterizaron principalmente por cuestiones económicas. Aunque su índice de aprobación era menor que el de otros presidentes, sus políticas hicieron que los votantes lo eligieran para un segundo turno. Bush puede no haber resuelto los problemas financieros, pero había una sensación de que el país estaba saliendo de ellos. Esto impulsó a los votantes a centrarse más en las cuestiones sociales, un cambio en el sentimiento de los votantes que llevó a Obama a la Casa Blanca en el 2008.
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Ocho años más tarde, la economía volvió a ser un problema y Trump, un “hombre de negocios” aprovechó la oportunidad. Como Obama, fue un presidente que prometió cambio. Sin embargo, éste implicó políticas agresivas en un intento de reforzar la economía que probablemente molestaron a un amplio número de ciudadanos y votantes. ¿Es hora de otra transición? ¿Los votantes se inclinan más por la estabilidad económica o la estabilidad social? En un momento de grandes adversidades, esta es la pregunta clave. Parece que los temas con los que los votantes se relacionan más podrían determinar quién se convertirá en el próximo presidente de los Estados Unidos.
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Escrito por Daniel Castaño, Equipo de Investigación de DailyFX en Español, y Equipo de Investigación de DailyFX.com
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