La banca española no quiere echarse a los supervisores encima. Si, por el momento, solamente Banco Sabadell se ha movido en materia de dividendo y ha cambiado el pago en efectivo por acciones de autocartera para su primer abono a cuenta de los resultados de 2019, en lo que varias entidades financieras no están haciendo oídos sordos al Banco Central Europeo (BCE) y al Banco de España es en dar continuidad al proceso de limpieza de sus balances. BBVA, Caixabank y otra vez la entidad financiera presidida por Josep Oliu han aprovechado los últimos compases del año para limpiarse de activos tóxicos; en este caso de cartera de crédito dudoso, que empeora la morosidad del sector, de acuerdo con economiadigital.es.
Este movimiento, que ha roto con una sequía de meses en los que las operaciones de venta de cartera han brillado por su ausencia en un contexto más complicado para fijar precios por el parón político, ha venido de la mano de la recomendación a los bancos, que, en el arranque de diciembre, lanzaba Pablo Hernández de Cos. El gobernador del Banco de España recomendaba como vía para apuntalar la rentabilidad del sector continuar vaciando la cartera de crédito en morosidad y el nivel de activos adjudicados.
«Si el nivel de provisiones sobre activos totales medios fuese del que se alcanzó en 2005 -que con un 0,26% supuso el mínimo desde el año 2000-, el resultado consolidado anual de las entidades de depósito españolas aumentaría en 1.700 millones de euros», adelantó su intervención en el XV Encuentro del Sector Bancario, organizado por IESE. Esta mejora del beneficio podría ayudar a la banca española a reforzar su solvencia; una cuestión sobre la que el BCE y Luis de Guindos, su vicepresidente, lleva muchos meses siendo insistente.
La ralentización económica y la morosidad
Si los bancos han podido ser ágiles vendiendo cartera de crédito en morosidad en la recta final del año, no lo ha sido por ahora a la hora de continuar con la limpieza de adjudicados; operaciones que sí se cerraron el año pasado y que han sido más escasas en la segunda parte de 2019. En concreto, la banca española contaría actualmente con 40.000 millones en este tipo de activos y un nivel de morosidad todavía muy superior al previo a la crisis, de acuerdo con el Banco de España, lo que, de alguna manera es una advertencia por si en el futuro vuelven a repuntar los impagos; si la economía se ralentiza.
Por el momento, con las operaciones anunciadas en los últimos días del año, tanto BBVA, como Caixabank, como Sabadell deberían dar pasos adelante en reducción de morosidad. La actividad de la entidad presidida por Carlos Torres ha sido especialmente frenética, con la venta de dos carteras valoradas en 2.500 y 2.100 millones, respectivamente, que deberían reducir de manera significativa su cartera de crédito en mora. Al cierre del tercer trimestre, BBVA contaba con 17.100 millones de crédito dudoso, lo que equivalía a un 3,9% de su cartera.
Caixabank, por su parte, podría haber logrado tras desprenderse de 865 millones en crédito fallido, cumplir con uno de sus compromisos de cara al 2019, que era colocar la tasa de morosidad por debajo del nivel del 4%. A 30 de septiembre, el banco liderado por Gonzalo Gortázar ya tocaba ese objetivo, con una morosidad del 4,1%, sustentada sobre una cartera de crédito dudoso que rondaba los 10.000 millones.
En cuanto al Sabadell, en los últimos días, ha cerrado la operación multimillonaria de venta de cartera con protección EPA que tenía pendiente, y, además, ha cerrado la colocación otros 700 millones en fallidos. Al cierre del tercer trimestre, su saldo de crédito dudoso era de 6.391 millones.
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