
El Gobierno de Argentina tiene mucho trabajo por delante. Ya ha pasado un mes desde que el peronista Alberto Fernández llegó a la presidencia de un país en recesión de 2018, y el principal problema continúa siendo la deuda pública externa. «Estamos trabajando sin pausa para resolver la crisis de deuda pública externa, consecuencia del fracaso de un modelo irresponsable que no funcionó en ningún país del mundo y que nos dejó rehenes de los mercados financieros internacionales», ha afirmado este viernes el ministro de Economía, Martín Guzmán, al realizar un balance del primer mes de gestión al frente de la Casa Rosada.
El país sudamericano se encamina a una negociación con los acreedores privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para estirar los plazos de pago de la deuda soberana con el fin de evitar una cesación de pagos que complique aun más la situación financiera, actualmente sin acceso a los mercados de capitales internacionales. Mientras tanto, el Palacio de Hacienda optó por colocar deuda en el mercado local y acudir al Banco Central para hacerse de fondos que le permitieran afrontar los vencimientos a corto plazo.
El jefe del Palacio de Hacienda ha destacado que las prioridades «han cambiado» y que hoy su tarea central es «resolver la profunda crisis económica y social en la que se ha sumergido» a Argentina. Así, Guzmán ha planteado un escenario complejo en el país, donde, según señaló, «el deterioro en los últimos años ha sido dramático».
«La deuda pública externa creció de forma brutal mientras que la actividad económica entró en caída libre. La tasa de desempleo superó los dos dígitos y crecieron fuertemente la pobreza y la indigencia», advirtió el funcionario. En este sentido, Guzmán ha subrayado que «cada decisión tomada durante este último mes ha sido en pos de tranquilizar a la economía y poner a la Argentina de pie», con especial atención a los sectores más vulnerables.
Primer paso: ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva
A la hora de hacer un repaso de las principales medidas adoptadas por el Gobierno desde el 10 de diciembre, día en que el conservador Mauricio Macri (2015-2019) traspasó el poder a Fernández, el ministro destacó que el primer gran paso para tranquilizar la economía fue la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva.
La norma «brinda herramientas necesarias para frenar la caída, al mismo tiempo que protegemos a quienes peor lo están pasando», sostuvo el ministro, en referencia a las medidas de asistencia a los sectores más desfavorecidos.
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