Dos décadas de duro trabajo para reducir las tasas de pobreza en América Latina se van a desvanecer este año; cincuenta millones de personas van a ver cómo empeora su ya precaria situación económica y laboral lo que incrementará, aún más, la desigualdad que ya fue el año pasado el germen de numerosas protestas callejeras en la región.
Así lo asegura Carlos Felipe Jaramillo, nuevo vicepresidente del Banco Mundial para América Latina. “La región está sufriendo su peor crisis desde que hay registros, hace por lo menos 120 años”, explica.
Latinoamérica ha contabilizado el 52 % de las infecciones por la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19., en la última semana a nivel mundial y se ha convertido en el epicentro global de la pandemia.
“Estoy muy preocupado por lo que todo esto puede significar para la región en términos de incremento de la tasa de pobreza y de la desigualdad y de reducción de ingresos, un problema que siempre ha existido en América Latina”, asegura Jaramillo. “Creo que la desigualdad va a aumentar de manera significativa durante este periodo”, alerta el vicepresidente del Banco Mundial.
El organismo multilateral pronostica que 53 millones de latinoamericanos verán caer su salario este año por debajo de los 5,5 dólares por día; por debajo de esta cifra de ingresos diarios se considera que una persona se encuentra en situación de pobreza.
“Los pronósticos podrían empeorar incluso en función de cómo evolucione el escenario de la pandemia”, advierte Jaramillo, un economista colombiano que lleva trabajando en el Banco Mundial desde 2002.
Muy dependiente de las exportaciones de petróleo y materias primas agrícolas, la economía latinoamericana ya se encontraba en una situación precaria antes de la pandemia. Los principales países de la región se situaron el año pasado entre los que peor comportamiento económico mostraron a nivel mundial, con un crecimiento medio del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de apenas un 0,5 % en los últimos diez años.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo a finales del mes pasado que las economía latinoamericanas se contraerán un 9,4 % en 2020, lo que supone una caída mayor que la de los países africanos, los de Asia Occidental, o los de Asia Oriental. De cara al año que viene, la región avanzaría un 3,7 %, un porcentaje que no le permitirá recuperar ni la mitad de todo el terreno perdido durante este año.
En su nuevo puesto, Jaramillo gestionará una cartera de 32 000 millones de dólares que el Banco Mundial destinará a proyectos concretos o a dotar de asistencia técnica a los países de la región. Asegura que América Latina necesita utilizar esta crisis para reconstruir su economía con mejores bases, fijándose en los países asiáticos, por ejemplo, que han apostado por la innovación.
El ejecutivo pone como ejemplo a M-Pesa, una compañía keniana que ofrece un servicio de transferencia de dinero a través del teléfono móvil y que ha hecho posible que millones de personas accedan por primera vez a servicios financieros.
Jaramillo explica que ese tipo de iniciativas son las que América Latina debería haber puesto en marcha hace años. “América Latina necesita apostar en serio por la innovación, el emprendimiento y la competitividad para combatir la baja productividad”, asegura.
El año pasado la región fue sacudida por una ola de protestas; miles de personas se manifestaron en las calles de decenas de ciudades latinoamericanas en contra de la desigualdad, los servicios públicos de baja calidad y los empleos precarios. Incluso en Chile, que durante mucho tiempo fue considerado un ejemplo de buen gobierno y crecimiento económico en la región, decenas de miles de personas tomaron las calles para exigir mejores pensiones, sanidad y educación de calidad e igualdad de oportunidades para todos.
Jaramillo cree que los gobiernos latinoamericanos deberían tener tres prioridades: mejorar el acceso a internet de banda ancha (actualmente sólo llega a la mitad de los hogares), mejorar la educación y la sanidad utilizando para ello la tecnología y dinamizar el sector empresarial apostando por la innovación.
“Los países de América Latina no han formado parte de las cadenas de valor dinámicas a nivel global… habrá cambios en el futuro cercano en relación a cómo están estructuradas esas cadenas y ahí es donde América Latina tiene una oportunidad”, asegura el ejecutivo del Banco Mundial.
No obstante, Jaramillo es consciente de que en estos momentos América Latina tiene que centrarse en combatir el virus. Aunque algunos economistas abogan por la puesta en marcha de un ingreso mínimo el ejecutivo cree que ese debate debe esperar; ahora lo primero es salvar vidas.
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