

Durante el 2019, el euro ha revertido la suerte que se le pronosticó a inicios de año a causa de las diferentes tensiones comerciales en el mundo.
Al principio de 2019, el Banco Central Europeo (BCE) prvió un notable repunte de la caída transitoria que experimentó la economía en el segundo semestre de 2018.
En cambio, el destino de la Europa y el euro ha quedado marcado por una combinación de factores negativos como elevadas tensiones comerciales entre EE.UU. y China; galopante incertidumbre en torno al Brexit; sincronización del ciclo de acomodación monetaria inducida por una desaceleración de la economía global; o amenazas arancelarias a la industria automovilística.
Ante esta situación, el BCE no tuvo más opción que relajar aún más las condiciones de política monetaria, implementando un amplio paquete de medidas expansivas, desde la reducción de los tipos hasta la reapertura de las compras de bonos y la revisión del horizonte de política.
Durante el 2019, la divisa europea ha perdido cerca de un 4 % frente al dólar y ha llegado a alcanzar mínimos desde 2017. De cara a 2020, se espera que el euro finalmente revierta esta tendencia a la baja, solucionando dichas tensiones.
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