
Hasta la pandemia, comprar diamantes era un proceso estrictamente regulado: ante todo, la empresa británica De Beers seleccionaba cuidadosamente a los posibles compradores y posteriormente los incluían en su red de clientes. Luego, el comprador debía asistir a sesiones de ventas celebradas 10 veces al año para comprar una cantidad exacta de piedras preciosas al precio establecido por la misma empresa.
La empresa rusa Alrosa utilizaba un esquema de venta similar, lo que les permitía controlar estrictamente el mercado en cuestión.
No obstante, la expansión del coronavirus ha causado estragos en la industria y puesto en peligro el control que ejercían las dos empresas. Es probable que las escasas ventas afecten ampliamente los beneficios de los dos mayores productores de diamantes del mundo, pero afectarán a los precios, informó el domingo la agencia estadounidense Bloomberg.
Además, las reservas acumuladas de esas piedras preciosas, debido a la paralización del comercio, amenazan con empeñar la futura recuperación del mercado.
Para adaptarse a estas condiciones, De Beers y Alrosa han cambiado las reglas de venta y fijado condiciones más flexibles. Ello permite a sus clientes incumplir algunas de las disposiciones de sus contratos. A pesar de que las normas se han relajado, ambos gigantes se han negado a reducir los precios en un intento de mantener el mercado. Esta política se ha convertido en un escollo para muchos compradores.
Mientras los mayores fabricantes de diamantes se niegan a bajar los precios, sus rivales más pequeños, angustiados por la pandemia, ofrecen descuentos de hasta un 25 %, lo que permite a los compradores obtener la cantidad necesaria de joyas.

“De Beers y Alrosa intentan proteger el valor de los diamantes. Definitivamente están tratando de hacer lo correcto, pero la actual situación económica sin precedentes limita el margen de maniobra de compradores y vendedores”, explicó Anish Aggarwal, socio de la empresa de asesoría Gemdax.
“La estabilidad de los precios es clave para la solvencia financiera de muchos de nuestros clientes, ya que permite evitar la depreciación de sus existencias”, comentó a su vez el jefe de ventas de Alrosa, Evgeni Aguréyev.
Aun así, el gigante ruso continúa contactando constantemente con todos sus clientes para recabar información sobre las condiciones de mercado, la demanda y la expectativa de precios, dijo una portavoz de la empresa que prefiere mantener su anonimato. Esta información se utiliza para tomar decisiones sobre las futuras sesiones de comercio, agregó.
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