Donald Trump ha vuelto a quejarse de la fortaleza del dólar y de las consecuencias negativas que tiene para EEUU. Su deseo de una depreación de billete verde está a punto de cumplirse. Tras una apreciación del 10% en los dos últimos años, las presiones bajistas se acumulan sobre la divisa americana. Uno de ellos es que el último día de 2019 el dólar atravesó el cruce de la muerte, una señal del mercado que indica que la tendencia alcista ha terminado.
Hay dos cosas que sacan de sus casillas a Trump. La primera es una subida de tipos por parte de la Reserva Federal. Y la otra, estrechamente relacionada con la anterior, un dólar fuerte. El presidente de EEUU ha vuelto a quejarse de ello en Davos por el impacto que tiene en las empresas estadounidenses. Obsesionado por las balanzas comerciales con el resto de potencias económicas, la evolución del dólar, con una apreciación del 10% del Índice Dólar, compuesto por una cesta de divisas que incluye al euro, al yen y la libra esterlina, desde el inicio de 2018, está trastocando su objetivo de corregir los desequilibrios por cuenta corriente de EEUU.
El euro representa todo lo que está mal para Trump en materia de divisas. Se ha depreciado en los dos últimos años más de un 12%, lo que supone el mayor periodo de depreciación desde que existe la moneda europea. Los motivos de este suceso no es por méritos propios, como sucede con el resto de divisas cuando se comparan con el euro. La fortaleza de la economía estadounidense ha actuado como lanzadera del dólar al provocar que los intereses reales se mantengan muy por encima de otras regiones. Mientras, la Reserva Federal hasta hace poco, en concreto hasta septiembre de 2019, no hacía más engordar su balance por encima del resto de bancos centrales.
Pero los días de lamentaciones presidenciales pueden tener los días contados. La caída del dólar en diciembre, de más del 2%, hizo saltar las alarmas para los analistas de Bank of America Merrill Lynch. Los expertos han advertido que la divisa traspasó el cruce de la muerte el 31 de diciembre, el dólar cotizó por debajo de su media de 200 días en las últimas 50 jornadas. Algo que para los analistas técnicos es una muy mala señal. Para los expertos es una evidencia clara de que un activo en el mercado va a acumular más presión bajista.
Un cambio de escenario para el dólar: el mercado juega su favor
El escenario para el dólar ha cambiado totalmente. «La economía de EEUU se desacelera y las estrecheces de liquidez en el mercado monetario de EEUU han dado un vuelco a la situación con el balance de la Reserva Federal creciendo a gran velocidad», comenta Juan Ignacio Crespo, analista económico y asesor del fondo Multiciclos Global Renta 4. Desde septiembre, la Fed lleva inyectando dinero al mercado para aliviar las tensiones de liquidez.
También ha cambiado el sentimiento de los inversores hacia el dólar. Las apuestas en contra del billete verde han crecido al nivel más alto en año y medio, según los datos Commodity Futures Trading Commission recogidos por Reuters.
«La economía global parece que se está recuperando y la reducción de la incertidumbre probablemente permitirá a los inversores tomar riesgos que antes no se podían permitir», apunta Mark McCormick, jefe global de estrategia de cambio de divisas de TD Securities. El dólar ante la incertidumbre y las turbulencias en los mercados actúa como uno de los valores refugio para los inversores. Una vez acotadas las preocupaciones sobre la guerra comercial con la tregua que se han dado EEUU y China y el Brexit el dinero busca mayor rentabilidad en activos de mayor riesgo.
¿Por qué no cae el dólar con fuerza?
Sin embargo, Trump y la mayoría de expertos ya estaban esperando desde hace tiempo que el dólar se depreciara. El principal motivo era la pausa que se dio la Reserva Federal en la escalada de tipos ante la ralentización económica de EEUU. Y el año ha empezado con esa tendencia. El dólar sube en poco más de tres semanas un 1,4% frente a su principales pares.
La clave parece estar en las formas de intervenir de la Reserva Federal para mantener la calma en el sistema financiero. «El crecimiento del balance se está llevando a cabo con la compra de títulos a corto plazo, por lo que no está garantizado que lo que ha crecido se vaya a mantener de manera permanente», anticipa Crespo. Tampoco ayuda la intención de Donald Trump de preparar una nueva bajada de impuestos de cara a la campaña electoral.
Pero en el fondo del mercado está el acuerdo de EEUU con China, en el que se impone una apreciación del yuan frente al dólar, lo que debería favorecer que el dólar se deprecie frente a otras monedas. «El dólar no se verá ya sometido a una nueva y adicional apreciación, al menos mientras la Reserva Federal siga con sus enormes inyecciones de liquidez», sentencia el experto.
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