El Banco Central sigue sacando provecho de que gracias al súper cepo que rige desde el 28 de octubre, se convirtió en el único comprador de divisas del mercado. Desde aquel día lleva embolsados más de 2.000 millones de dólares que, en su mayoría, provienen de las cerealeras. Las firmas no están dando abasto para hacerse del trigo y el maíz que están vendiendo los productores, en una carrera por anticiparse al seguro aumento de retenciones que impondrá el futuro Gobierno, a partir del 10 de diciembre.
Ayer el Central compró otros 100 millones de dólares y se calcula que el complejo agroexportador representado por CIARA-CEC terminará liquidando en noviembre al menos 2.000 millones de dólares, contra los 810 millones liquidados en noviembre de 2018. No hay que olvidar, claro, que el año pasado fue un año de sequía.
Pero aún ante la imposibilidad de transformar en dólares los pesos que reciben de las cerealeras (que al precio lleno le descuentan cerca del 6% en concepto de retenciones), los productores se apuran a vender porque ya se hicieron a la idea de que las retenciones van a saltar al menos a niveles del 15 al 20%, tanto para el trigo como para el maíz. Para la soja (hoy en el 26%), esperan que suba al menos dos puntos porcentuales más.
“De la cosecha esperada de trigo, proyectada en 12 millones de toneladas, ya se vendieron 6 millones. En el caso del maíz, se calcula una cosecha de 30 millones de toneladas y ya se vendieron 13 millones” le dijo a Clarín el ejecutivo de una importante cerealera. En verdad se venden granos que aún no se cosecharon. El trigo estará disponible desde mediados de diciembre y el maíz recién en abril.
Pero a aunque el grano no esté disponible en esta época del año, registrar la operación de venta permite fijar hoy el monto que hay que darle al fisco en concepto de retenciones. Ese mismo trigo o maíz, después del 10 de diciembre, valdrá bastante menos para el productor, por impacto de la mayor retención esperada.
Como se dijo, el productor que no puede comprar dólares al precio oficial, no elige poner los pesos en el sistema financiero para al menos adquirir dólares legales mediante la compra y venta de títulos públicos. Pagaría, eso sí, un dólar 15% más caro que el oficial, dada la brecha existente entre ambos precios. Lo que sí hace el productor es saldar la deuda contraída en la campaña que está terminando y comprar insumos para la campaña que viene. En el medio, claro, aprovecha para comprar bienes de capital, sobre todo pick ups 0 km.
Otros están volcando los pesos disponibles a las inversiones en ganadería, un negocio que está repuntando gracias a la fuerte demanda de China.
En cualquier caso, lo concreto es que el Banco Central está transitando estos meses con una insospechada calma cambiaria. El dólar oficial mayorista ronda los $ 60 pesos, le minorista quedó ayer en $ 62,86 y los dólares alternativos bajan de precio porque empresarios y ahorristas liquidan divisas para afrontar obligaciones en pesos.
En ese contexto las reservas del Banco Central siguen recuperándose y ayer quedaron en US$ 43.736 millones. El Gobierno de Alberto Fernández heredará más reservas de las que calculaba un par de meses atrás.
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