LONDRES, 30 mar (Reuters) – Si la crisis financiera de 2008 nos sirve de referencia, los mercados mundiales —que apenas han tenido tiempo de recuperarse del aumento del 9% en el dólar a mediados de marzo— pueden verse abocados a un nuevo avance meteórico del dólar.
FOTO DE ARCHIVO: Billetes de dólares en una ilustración tomada el 7 de noviembre de 2016. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration
En los 10 días posteriores al 9 de marzo, el dólar se disparó contra casi todas las demás monedas, ya que empresas y bancos lo compraron para pagar a sus acreedores, socios comerciales y proveedores. Las tasas de financiación del mercado monetario se dispararon y las cotizaciones en bolsa cayeron en picado, mientras los participantes del mercado desesperados por hacerse con dólares estadounidenses liquidaban sus inversiones.
Tal pico en el dólar —moneda predilecta para el comercio y la inversión global, usada en hasta el 90% de todas las transacciones de divisas— es una mala noticia, ya que endurece rápidamente las condiciones financieras, exacerbando los mismos problemas que los dirigentes económicos se esfuerzan por evitar.
Desde el 23 de marzo, el repunte ha perdido gas, ya que la Reserva Federal de Estados Unidos redujo nuevamente los tipos de interés, inyectó billones de dólares en el sistema financiero y abrió líneas de canje con otros bancos centrales para aliviar las tensiones del dólar en el extranjero. Las tasas de “swaps” de divisas se han calmado y las acciones se han estabilizado.
¿Pero qué pasa si esto es solo una pausa en el ascenso del dólar en lugar de un cambio de rumbo?
Ilan Solot, analista de Brown Brothers Harriman, que trabajó en la Reserva Federal en 2008 como operador de divisas, se encuentra entre los que prevén otro episodio de fortaleza del dólar.
“Los dirigentes económicos entienden bien el problema de la escasez de fondos de la crisis anterior y se han apresurado a resolverlo, pero esta crisis podría suponer una auténtica conmoción en la economía real”, dijo.
Los banqueros centrales han repetido la estrategia de estímulos de 2008, pero “se trata de un choque de liquidez para la economía real, y no sabemos cuál será su evolución”, añadió Solot.
MANUAL
Como muchos analistas, este experto sugiere analizar la crisis de 2008.
Durante todo el año 2007 y hasta bien entrado el 2008, el índice del dólar cayó de manera constante a medida que los fondos de inversión aumentaban sus posiciones cortas en la divisa pese a la creciente inquietud por las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos y la caída de Bear Sterns. Pero de marzo a noviembre de 2008, el dólar se disparó un 24% gracias a la demanda del extranjero.
Y, al igual que ha ocurrido recientemente, los tipos del mercado monetario se dispararon.
Después, se pusieron en marcha los recortes en los tipos de la Reserva Federal y el proyecto de ley de rescate bancario, por valor de 700.000 millones de dólares; a medida que el atasco del mercado monetario se atenuaba, el dólar retrocedía y tocó suelo el 18 de diciembre de 2008.
Sin embargo, el respiro fue breve. La moneda volvió a despegar y subió otro 15% antes de alcanzar su punto máximo en marzo de 2009. Esto permitió que las acciones y los mercados emergentes tocaran fondo.
La incertidumbre esta vez es que las crisis gemelas de la demanda y la oferta causadas por el virus podrían durar indefinidamente a medida que se propaga la epidemia. Es probable que las empresas y los individuos que tratan de mantenerse a flote acaparen dólares en efectivo.
Un movimiento alcista ahora también encajaría con la llamada teoría de la “Sonrisa del dólar”. Según esta propuesta del exanalista de Morgan Stanley Stephen Jen, el dólar se fortalece en tiempos difíciles, cuando los inversores se apresuran a buscar activos seguros y líquidos.
Posteriormente, cae cuando el crecimiento de Estados Unidos flaquea, obligando a la Reserva Federal a recortar los tipos de interés —la parte central de la sonrisa—, antes de volver a subir cuando la economía de Estados Unidos lidera el rebote del crecimiento mundial.
Jen, que ahora dirige Eurizon SLJ Capital, un fondo de inversión y empresa de asesoría, espera que la economía estadounidense se recupere totalmente a finales de año, mientras que Europa solo recuperará los niveles de PIB de finales de 2019 hacia finales del próximo año.
“Estábamos en la parte izquierda de la sonrisa del dólar, pero durante gran parte de la segunda mitad de 2020 y en 2021, creo que nos moveremos hacia la derecha de la sonrisa del dólar”, añadió.
E incluso después de grandes recortes en los tipos de interés, los activos en dólares ofrecen mayores rendimientos: las Letras del Tesoro estadounidenses a tres meses ofrecen un rendimiento superior en un 1 punto porcentual a las alemanas al mismo plazo.
Mientras tanto, a pesar de su retroceso, el dólar está cerca de su nivel más alto desde 2002 frente a las monedas de sus socios comerciales, lo que reaviva la especulación de la intervención del Tesoro para contenerlo. Pero las turbulencias actuales hacen que eso sea poco probable.
“La histórica racha alcista no ha terminado”, dijo Goldman Sachs, que añadió que en caso de producirse una mayor caída en la renta variable, podría haber otro 3%-5% de alza en el índice del dólar desde los recientes máximos.
DEMANDA Y OFERTA
La interrupción del coronavirus también se produce en medio de un equilibrio cada vez más frágil entre la demanda y la oferta en los mercados del dólar.
Durante años, el endurecimiento de las regulaciones ha limitado la capacidad de los bancos de Estados Unidos para prestar dólares.
Pero el papel de la moneda en las transacciones internacionales no ha disminuido, y eso ha llevado a un déficit de financiación en dólares, es decir, en el saldo o diferencia entre los activos en dólares de los bancos no estadounidenses y sus pasivos.
Este desequilibrio puede ascender a 1,5 billones de dólares al año, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
Parte del mercado de “swaps” (un derivado en el que se acuerda un intercambio de préstamos a tipo fijo en diferentes divisas) refleja el malestar: los “swaps” dólar-yen A tres meses están a un nivel elevado de 44 puntos básicos (pb), frente a un promedio de 20 pb en 2019.
El indicador FRA-OIS, que mide de los costes de financiación de los bancos, está en niveles no vistos desde la crisis financiera.
Los agentes del mercado dicen que en lugar de problemas interbancarios, su aumento sugiere una demanda sin precedentes por parte de las empresas que están tirando de líneas de crédito y tratando de obtener más préstamos de los bancos.
Ariel Bezalel y Harry Richards, gestores de fondos de Jupiter Asset Management, creen que la economía global está a punto de entrar en un período de persistente escasez de dólares.
“Simplemente no hay suficientes dólares disponibles para su salida al exterior en esta coyuntura crítica”, escribieron.
Ciertamente, la compra de activos por parte de la Reserva Federal, las inyecciones de dinero en efectivo de varios billones de dólares y las líneas de ayuda con los bancos centrales extranjeros serán factores positivos para proporcionar divisas estadounidenses.
Sin embargo, puede que esté cerca un estancamiento en este sentido.
El dólar estaba involucrado en el 90% de las transacciones de divisas a nivel mundial en un mercado diario de 6,6 billones de dólares, según BofA, que añade:
“La realidad es que la Fed es incapaz de equilibrar los desajustes entre la oferta y la demanda… si hay urgencia por hacerse con dólares estadounidenses”. Estos analistas prevén que el índice del dólar suba eventualmente a 120, frente a los actuales 102, aunque no dan ningún plazo.
Información de Saikat Chatterjee y Sujata Rao; traducido por Tomás Cobos
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