La economía y el sistema financiero de Estados Unidos, incluida su capacidad de mantener y financiar los enormes déficits comerciales y los déficits fiscales que tiene, se han vuelto cada vez más dependientes de que el dólar sea la moneda de reserva global dominante.
El FMI acaba de lanzar su último informe
sobre cómo ha cambiado el estatus del billete verde como moneda de reserva local
y las cosas parecen ir complicándosele de manera lenta al greenback.
Las reservas totales de divisas en todas las
monedas disminuyeron 0.6% en el tercer trimestre de 2019 en comparación con el
segundo trimestre, situándose en la cifra de 11.66 billones de dólares, según
los datos trimestrales dados a conocer esta semana por el Fondo Monetario
internacional.
Las reservas de divisas denominadas en
dólares estadounidenses, incluidos títulos del Tesoro o bonos corporativos de
EE UU mantenidas por bancos centrales extranjeros, disminuyeron un 0,4% 6,51
billones de dólares.
Sin embargo, las reservas denominadas en otras divisas que no son el billete verde cayeron más rápido, por lo que la proporción de las reservas denominadas en dólares subió hasta el 61.8% de las reservas de cambio totales.
El dólar reina pero un poco menos: ha disminuido su importancia en el panorama de las divisas reservas pasando de tener una participación del 66% en 2014 a una del 61.8% en el tercer trimestre de 2019.
Estos datos no incluyen las Reservas que la propia Reserva Federal de Estados Unidos tiene en activos denominados en dólares, como son una gran cantidad de bonos del Tesoro o valores respaldados por hipotecas como los MBS, aunque si incluyen las tenencias de la FED de activos denominados en monedas extranjeras, que alcanzan los 20.6 mil millones en monedas de otros países, una cantidad minúscula en comparación con sus 4,16 billones en activos totales, y todavía más minúscula si se compara con las reservas de divisas de China que son 3.1 trillones de dólares. Los datos tampoco incluyen los activos que otros bancos centrales tienen en su moneda nacional.
La importancia del dólar estadounidense como moneda de reserva global mundial disminuye cuando los bancos centrales distintos a la Reserva Federal reducen proporcionalmente sus activos denominados en dólares y agregan activos denominados en otras divisas que no son el billete verde.
Si echamos un vistazo en el largo plazo, los movimientos recientes de la participación del dólar como divisa de reserva son relativamente pequeños. Hubo movimientos mayores desde 1977 hasta 1991, cuando la participación del dólar en las reservas mundiales de otros países cayó del 85% al 46%, y luego grandes movimientos de subida que establecieron en el año 2000 unas reservas mundiales en dólares del 70%.
El papel del Euro sigue siendo el de un segundón, un
actor secundario que venía para ser gran estrella de los mercados de divisas. La
creación del euro vino con mucha retórica esperanzadora de que alcanzaría la
paridad con el dólar estadounidense en todos los sentidos, como moneda de
comercio global, como divisa de financiación y reserva global. Durante la fase
inicial de la conversión de las monedas europeas al euro, la participación la
divisa de la Unión Europea como valor de reserva mundial aumentó y la
participación del dólar cayó del 71.5% en 2001 al 66.5% en 2002.
La Eurozona, con sus 19 estados miembros, sería la
economía más grande del mundo si se contara como un país. Y los impulsores del
Euro asumieron que, dado el tamaño de la zona euro, su moneda alcanzaría la
paridad con el dólar y terminaría con la hegemonía del dólar.
Estas esperanzas fueron destruidas por la crisis de deuda soberana en la Eurozona, y desde entonces la participación de la moneda única ha oscilado en el rango del 19% al 21%. En los datos conocidos ahora del tercer trimestre, la participación del Euro en las reservas mundiales de divisas se redujo al 20,1%.
En cuanto a la divisa china, en octubre de 2016, el FMI incluyó el Renminbi chino en la canasta de divisas de los Derechos Especiales de Giro y el Renminbi se convirtió oficialmente en una moneda de reserva global. Pero desde entonces, el progreso de la moneda ha sido extremadamente lento, y no hay señales de que el Yuan pueda destronar al dólar estadounidense en el corto plazo, aunque ya ha superado al Franco suizo, al Dólar australiano, el “Aussie“, y al Dólar canadiense, el “loonie”, subiendo su participación en el tercer trimestre de 2019 en un 2.0% con respecto al trimestre anterior.
La participación del Yen ha aumentado al 5.6% y se aleja de las otras monedas en su tercer lugar como divisa de reserva y que la participación de la Libra esterlina como moneda de reserva, a pesar de la agitación del Brexit, se ha mantenido más o menos estable, como se puede ver en este cuadro mas abajo que muestra la evolución de las divisas reserva que no son ni el dolar americano USD ni el Euro (EUR).
El dólar estadounidense es la moneda de reserva dominante, y Estados Unidos tiene el mayor déficit comercial del mundo. Esto ha dado lugar a la teoría de que Estados Unidos, para mantener el dólar como moneda de reserva global dominante, debe tener un gran déficit comercial. Pero esta relación imprescindible está refutada por el Euro y el Yen, la segunda y tercera monedas de reserva más grandes: sus economías tienen superávit comerciales sustanciales con el resto del mundo.
El estado del dólar
estadounidense como la moneda de reserva y de financiación internacional más importante
del mundo permite a los Estados Unidos financiar fácilmente su déficit
comercial y fiscal. Esto ha permitido políticas del gobierno de los EE UU sus empresas tener elefantiásicos déficits
duales (fiscal y monetario).
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