Pese al tratamiento exprés y tras la demora en su promulgación, finalmente la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva está vigente. Con ella se implementa el dólar “solidario” junto a los otros cambios que propuso el Gobierno de Alberto Fernández en el marco de la Emergencia Económica.
Sin duda, la moneda norteamericana cobró un rol protagónico y sumó un nuevo valor dentro de la multiplicidad de precios que hoy tiene la divisa. Ya sea para atesoramiento, para las compras realizadas en el exterior o para las operaciones con tarjeta de crédito, en el mercado oficial el dólar cuesta un 30 por ciento más.
La normativa no mantuvo modificaciones respecto al límite de adquisición mensual impuesto desde el 28 de octubre por la gestión de Mauricio Macri. El espíritu del llamado “cepo hard” aún se mantiene y continúa anclado en 200 dólares por persona.
En tanto, las operaciones del mercado mayorista y de comercio exterior quedaron exentas del nuevo recargo, razón que invocan los funcionarios del Gobierno para intentar convencer a los agentes económicos de que esta devaluación bajo la figura de los diferentes tipos de cambio no debería tener impacto inflacionario.
En este contexto, El Eco de Tandil dialogó con el magíster en Economía Sebastián Auguste. El profesional tandilense, además es licenciado en Economía y consultor de organismos internacionales y entidades privadas.
El impacto de las medidas
-En líneas generales, ¿cuál es el panorama que se visualiza tras la nueva normativa?
-Primero hay que ver que el plan es de muy corto plazo y la finalidad es incentivar el consumo. Para esto hay que motorizar distintos engranajes de la economía. Por un lado, se necesitan más impuestos o gravar con mayor porcentaje los ya existentes para tomar la recaudación y distribuir la plata en los grupos más vulnerables, ya sea en un bono para los jubilados o el aumento para las AUH (Asignación Universal por Hijo). Este es el caso de la modificación que se introdujo en Bienes Personales, que en realidad es un impuesto que no recauda mucho en el país pero que se conjuga con los mayores ingresos por retenciones. Por otro lado, se busca fijar el tipo de cambio para que no se vaya a precios. Con esta última medida proyectan que la inflación tenga un freno y en definitiva deje de depreciarse el salario real y por ende, se potencie el poder adquisitivo.
-¿Y cómo se logrará bajar la inflación con los niveles actuales de emisión monetaria?
-Esto está pasando pero de una manera no tan obvia porque los pesos que se emiten se están yendo a las Leliq (bono o préstamo que toma el Banco Central con las entidades bancarias) aunque lentamente se están desarmando y el BCRA está bajando la tasa de referencia. Esto hace que los bancos no renueven el compromiso y el dinero de a poco se empieza a volcar al mercado. La intención es que el porcentaje de interés llegue en algún momento a ser negativo para que no sea conveniente guardar los billetes en el banco y permita que esta liquidez se inyecte al consumo.
-Las modificaciones, ¿lograrán promover la tan anisada reactivación productiva?
-En algún punto entiendo que sí porque no van a estar dadas las condiciones o al menos no van a ser tan favorables como para establecer un plazo fijo o ahorrar en dólares. Por esto mismo han fijado el dólar turista con un 30 por ciento más y con igual suerte corre la compra de productos importados. Se trata de evitar que la moneda norteamericana se fugue aunque desconozco qué sucederá con la importación de bienes. Por el lado de la producción, las pymes y las industrias aún tienen algo de capacidad instalada como para mover la rueda pero siguen estando lejos del crecimiento porque esto se dará cuando efectivamente se hagan inversiones y hasta ahora, no han dejado trascender información sobre la existencia de una estrategia para captar capitales.
-¿Y cuál es el modelo de país que se persigue con estos objetivos?
-Eso no está para nada claro y a mi entender es una de las grandes falencias de este Gobierno que de alguna manera está castigando a los sectores exportadores y sobre todo al agropecuario, que es uno de los que puede llegar a tener mayor proyección de rentabilidad y crecimiento. Nuevamente se han introducido muchas distorsiones en la economía y es un plan de muy corto plazo que no visualiza un rumbo más allá de la emergencia. Son medidas paliativas que si no se desarman rápido, no van a promover ningún tipo de inversión y en la Argentina las necesitaríamos rápido.
-Devaluación, aumento de la carga impositiva, redistribución de ingresos, ¿estamos frente a un nuevo ajuste o no?
-Sí, claramente pero el ajuste sólo lo está haciendo el sector privado y a su vez lo está pagando la gente que más tiene. El modelo apunta a compensar a las clases más vulnerables a través del aporte de la clase media alta. Lo que se hizo con Bienes Personales es lisa y llanamente esto. Se están tocando ciertos resortes con un modelo dirigista en el cual el Gobierno decide en qué sectores va a recaer la mayor ayuda y a quienes no se le va a dar asistencia, lo que origina también desigualdad entre los parecidos que tienen realidades distintas.
-Teniendo en cuenta el nuevo valor del dólar, ¿las medidas favorecen el crecimiento del mercado informal?
-Estas medidas pueden ser pan para hoy y hambre para mañana porque en el fondo no sirven para que la economía despegue. No te ayudan a ahorrar, no colaboran para estar en blanco, no se puede invertir y los sectores productivos tienen otras reglas de juego y ven alterada su rentabilidad. Si perduran, pueden resultar muy malas pero en concreto hoy no se ve un modelo de país para saber hacia dónde vamos porque si bien el Gobierno habló de temporalidad, probablemente no tengan muy en claro ellos cuál es el horizonte o al menos, deberían ser más explícitos.
-Se ha dicho muy poco de la inflación, ¿hay expectativa a la baja?
-Al dejar el tipo de cambio oficial fijo que es sobre el que se basa la exportación y la importación, puede haber un freno porque produce una baja en el precio doméstico. El ancla nominal va a evitar tensiones pero esto tampoco está bueno porque se atrasa el tipo de cambio y se crean distorsiones muy fuertes. Cuando se advierte que uno de los sectores que exporta tiene un impuesto a las retenciones y suma otro encubierto que se sostiene en el tipo de cambio, los están matando. Insisto, este no es un modelo que promueva la inversión sino que se basa en establecer un orden redistributivo que no nos va a sacar del problema de la falta de crecimiento. Necesitamos señales claras para ver a dónde va la economía a mediano plazo.
-¿Cuál sería el contexto propicio para que se vuelva a invertir en el país?
-Este Gobierno va a tener que laburar mucho para darle confianza al inversor y que venga a poner la plata porque si con Macri no se logró, ahora es más factible que se puedan captar aquellas inversiones en las que interviene la política pública o sea con el Estado en el medio. Estamos en un contexto de alto riesgo con condiciones poco claras, sin plan ni meta económica a largo plazo y la única opción viable es mediante créditos productivos.
-Una prórroga de la ley que en principio está pautada por seis meses, ¿sería conveniente?
-No sería la mejor opción. Una vez que se entra en esto es difícil salir. Es una lógica que no se puede mantener en el tiempo porque el plan no atiende los problemas reales de nuestro país que siempre son los mismos: la falta de productividad y competitividad, la excesiva presión tributaria y la falta de reglas de juego claras como para que alguien que venga a poner su capital pueda tener una utilidad razonable por ello. El esquema que propone hoy el Gobierno no es un modelo productivo de verdad y siempre es peor tener una regla que cambia todo el tiempo a tener una que es mala pero que al menos se mantiene y da cierta previsibilidad.
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