Las empresas están saliendo a la cancha. La seguidilla de colocaciones de bonos corporativos desde que arrancó el año dio prueba de que las grandes compañías están dispuestas a aprovechar el momento, con una reestructuración soberana plagada de sobresaltos e inversores ávidos por encontrar puertos seguros. Y no está mal, de paso, asegurarse los recursos antes de que las cosas puedan complicarse. Una opción que usaron petroleras como YPF, bancos como el Hipotecario o telefónicas como Telecom.
Así, el «riesgo corporativo», como lo llaman en el mercado, está dando un paso al frente ante un menguante menú de inversiones. Se trata, de todos modos, de «créditos de primera línea», esto es, grandes empresas con las mejores calificaciones, cuyas Obligaciones Negociables (conocidas como ON o bonos privados de corto plazo) se están haciendo un lugar cada vez más importante no sólo entre los inversores institucionales locales (fondos comunes y aseguradoras) sino también entre los clientes de alto patrimonio de la banca privada que buscan aportar rendimiento a sus carteras.
Christian Reos, head of research de Allaria Ledesma, explica que «el riesgo corporativo hoy es visto como más seguro que el soberano (el Estado), entonces la ventana de oportunidad que se les abre a las empresas es aprovechar la incertidumbre para acercarse sobre todo al inversor individual, que tiene algún ahorro en dólares y que no tiene otra opción porque el soberano va a reestructurar».
«Prefieren el riesgo corporativo porque se sienten más resguardados», insiste. Buscan, eso sí, empresas de primera línea, que son las que están saliendo al mercado, con una buena situación financiera, muchas veces exportadoras o con buena parte de su negocio que no está vinculado a la economía argentina.
Reos apunta: «Aprovechan para salir a tasas interesantes, que son tasas de un dígito. Emisiones en dólares que son aprovechadas mayormente por banca privada. Pero son emisiones chicas que después no van a tener mucho mercado secundario así que el que las compra tiene que estar pensando que las va a mantener a vencimiento para ir devengando una tasa de interés».
En cuanto a las emisiones en pesos, son buscadas sobre todo por los inversores institucionales locales. Si bien el Gobierno nacional está emitiendo, les permite diversificar riesgo.
«Ven atractivas estas emisiones, que son a tasas muy competitivas. Ya vimos que el soberano cuando no puede renovar, reperfila. Entonces en todas estas emisiones corporativas conseguís menos riesgo de emisores con buena situación financiera y le sacás uno o dos puntos arriba de la tasa Badlar», sintetiza.
Sebastián Money, gerente de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas de Balanz, comenta que desde enero ya colocaron US$ 650 millones y van unas 13 colocaciones. «Todas de alta calidad crediticia, de AA para arriba», aclara, en relación a la calificación de las emisiones.
«Hay una suerte disociación entre el mercado corporativo y el soberano y subsoberano. Los inversores ven dos carriles separados en materia de riesgo. Cuanto peores son las noticias o más ruido se genera mejor le va al buen crédito corporativo», reconoce Money.
«Entre las que colocamos están la primera de YPF, Cresud, Telecom, Hipotecario, Petroquímica Comodoro Rivadavia y AES, que fue el primer bono corporativo verde (para financiar energía limpia)», repasa.
Hay básicamente emisiones dollar-linked (en pesos pero atados a la cotización del dólar dólar), lo que los expertos conocen como hard dollar; y lo que es pesos, Badlar más una tasa o spread.
«La banca privada se inclina más por el dólar, los institucionales como fondos comunes y seguros buscan pesos, mientras que el dollar linked suele ser lo que prefieren las empresas para cobertura», asegura.
Sebastián Cisa, jefe de la mesa de operaciones de SBS, va a lo concreto: «El mercado de bonos corporativos está activo pese al soberano«, enfatiza. «Podría estarlo mucho más, las compañías necesitan financiarse, seguir adelante», resalta.
Su descripción de las alternativas por las que hoy se inclinan las empresas es la misma: dollar linked, hard dollar o pesos con ajuste Badlar. Pero aporta que «en algunos casos, como fue Cresud, salió con las tres modalidades y otra posibilidad es que lo hizo VISTA , que fue salir en dólares pero permitir suscribir al tipo de cambio oficial lo que te permite conseguir una tasa menor. Además salió con una lámina mínima muy accesible de US$ 300 cuando en algunos casos es de US$ 100.000».
Nicolás Chiesa, director de Portfolio Personal Inversiones (PPI), confirma el panorama: «Los buenos créditos corporativos se los están llevando todos«, reconoce. «En dólares, vemos interés de fondos de Letes que sufrieron el reperfilamiento, que vieron desaparecer el mercado secundario y que no saben si van a re-reperfilar y también fondos en dólares conservadores que se pasaron a corporativos. Incluso también los de pesos, que buscan los bonos más cortos».
Incluso en el caso de las empresas de primer nivel, como Arcor o Panamerican, pese a ser bonos cortos en dólares atractivos, no suelen ser recomendados para minoristas, que de aventurarse deberían tener en cuenta que se trata de un mercado muy ilíquido, lo que implica que es difícil «salir» o vender.
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