Un aspecto que diferenciaba a América Latina de otras regiones es que “siempre” había que “esperar lo inesperado”. Pero eso cambió, porque en la actualidad “vivimos en un mundo donde los resultados inesperados” son la norma. La guerra comercial entre Estados Unidos y China genera “vientos en contra” para la economía mundial, lo que “podría llevar” a una recesión global.
Ese escenario fue planteado por el director gerente de Banca, Mercados de Capital y Asesoría de Citi en América Latina, Eduardo Cruz y por el analista principal de comercio internacional del mismo banco estadounidense, César Rojas en el Citi Media Summit 2019 en la ciudad de Nueva York.
Según Rojas, “las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos tienden a persistir” y en el banco no ven un acuerdo entre ambos países antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.
“El gobierno de Estados Unidos presta atención a los mercados de valores, si viéramos caídas, el gobierno se mostraría más favorable a un acuerdo”, pero no es el caso, agregó. Además, cualquier acuerdo “limitado” o “intermedio” podría ser utilizado para “criticar a la administración” del republicano Donald Trump de ser “muy suave” con China.
El economista mostró cómo ha cambiado la percepción de los estadounidenses respecto a China, que en 2011 era 59% favorable y 41% desfavorable y actualmente es 70% desfavorable. La opinión negativa sobre el gigante asiático se da en todas las edades, todos los estratos educativos e incluso entre los votantes demócratas.
“Dado el impulso de la guerra comercial para reducir sus déficits comerciales, EE.UU. quiere asegurarse que lo que gana del comercio, no lo pierde en monedas”, por ello luego que China fue catalogado por el Departamento del Comercio de manipular su moneda para ser más competitivo, el foco “no está solo” en dicho país y “quizás haya algún otro” en el próximo reporte que debería salir en las próximas semanas, agregó.
Así, América Latina sufriría los impactos, aunque a “dos velocidades” ya que hay países que incluso podrían aprovechar la situación para aumentar su comercio.
“Considerando los efectos netos” de la imposición aranceles por parte de Estados Unidos a todas las importaciones chinas, sobre la cadena de suministros y la desviación del comercio, “Uruguay y Chile estarían entre los más afectados”, explicó Rojas.
El economista dijo que Citi elaboró un “Índice de Vulnerabilidad a la Guerra Comercial” de China y Estados Unidos que puntúa de 0 a 100 a los países según su vulnerabilidad al crecimiento, externa y a los commodities que puedan tener por la escalada en tensiones comerciales entre ambos países y del otro lado como podrían aprovechar el desvío de comercio que ello produce.
En América Latina, el más vulnerable es Ecuador con un puntaje de 62 (lo que indica una “vulnerabilidad alta”), seguido de Chile con 55, Perú con 44 y Uruguay y Costa Rica con 43 (estos últimos tres con una “vulnerabilidad media”).
UN PROBLEMA
Un riesgo que se plantea con el escenario de guerra comercial y guerra de monedas, es que haya una “cascada de efectos” que lleva una “guerra comercial completa” con la Unión Europea y otros involucrados, indicó Rojas. Eso llevaría a una “recesión global”, pero es un “riesgo potencial, no lo estamos viendo como probable en este momento”, puntualizó.
El Citi prevé un crecimiento de la economía mundial de 2,7% este año y el próximo, uno de los “más débiles” de los últimos años, pero “no es tan malo como en 2015-2016”, añadió.
Pero, a este escenario global complicado, la región -y en particular los dos vecinos de Uruguay- suman sus propios problemas. “Brasil pasó por una horrenda recesión, tuvo un significativo cambio de gobierno y hay incertidumbre sobre si este gobierno podrá implementar la agenda que el mercado espera”, expresó Cruz.
La siguiente reforma para Brasil es la impositiva, que será “más difícil de aprobar” que la de pensiones, agregó.
Según este ejecutivo de Citi, “las transiciones de gobierno muchas veces crean incertidumbres grandes” y eso se ve particularmente en Argentina. “El mercado todavía no sabe qué tipo de gobierno habrá si gana (Alberto) Fernández” las elecciones previstas para el 27 de octubre, añadió.
El peronismo que encarna Fernández, “está ahora acercándose un poco a los inversores”, pero “hay mucha preocupación del mercado sobre qué van a hacer con la deuda y la renegociación con el Fondo Monetario Internacional”, explicó Cruz. “Es muy difícil invertir porque no se sabe cómo va a ser el control de cambios, qué va a pasar con la inflación, si van a defaultear”, remató.
Las fintechs como “socias” y no competidoras de los bancos
Las fintechs (empresas que combinan manejo de finanzas con tecnología) “están aquí para quedarse y no las vemos como un riesgo en absoluto”, ya que son “socias e incluso clientes potenciales”, destacó Steve Donovan, director gerente de Soluciones de Tesorería y Comercio de Citi para América Latina.
Para Driss Temsamani, jefe regional de Canales Digitales y Data de Citi, “la disrupción digital está llevando a cambios exponenciales globalmente” lo que genera “nueva demanda y oportunidades de negocios”. En ese contexto, las fintechs “están yendo a captar la experiencia digital del cliente y no son disruptoras del negocio” bancario.
Donovan definió que hay cuatro etapas en los diferentes sectores de la economía respecto a la incursión de lo digital. Una es la “etapa naciente”, donde se “prueban herramientas digitales” en “áreas funcionales” y eso se da en energía, la industria química y la agricultura entre otros.
La otra es la etapa de “acercamiento al punto de inflexión” donde los modelos disruptivos emergen pero todavía no hay una “tendencia clara” del nuevo modelo, algo que se da en sectores tan disímiles como la aviación, la educación, la banca y el gobierno, entre otros.
La tercera etapa es la de la “industria en crisis”, donde los “modelos disruptivos ganaron tracción” y hay “nuevos jugadores” esperando para entrar, algo que se da en tecnologías de la información, logística, viajes, comercio minorista, entre otros.
Por último, está la etapa donde la disrupción ya se produjo y los canales digitales son los dominantes y “los modelos tradicionales se han transformado para sobrevivir”, algo que pasa en el sector inmobiliario, las telecomunicaciones y los medios de comunicación.
Las fintech son «socias e incluso clientes potenciales»
La “oportunidad de la digitalización es llevar” parte de la mitad de la economía mundial -que se mueve en la informalidad- a la economía formal.
“Ahí las fintechs y las bigtechs (Google, Amazon, Facebook, Apple) tienen un papel importante que jugar”, por eso “no los vemos como competidores”, dijo Temsamani.
Las fintech, que utilizan la tecnología para conectar inversores con quienes necesitan un préstamo, para descontar cheques o para realizar pagos (entre otros servicios), “pueden desarrollar una aplicación más rápido que nosotros (los bancos), entonces, se convierten en un socio” más que en un competidor, explicó Donovan.
Luego, dijo a El País que las bigtechs que han creado sus sistemas de pagos, dan crédito, etc., son “probablemente más globales” que los bancos, pero a pesar de eso no las ven como “competencia”.
Este tipo de empresas así como las fintechs, “nos permite ser parte de un ecosistema” que era “inaccesible” para nosotros y además estas compañías “nos necesitan” porque para muchas cosas regulatoriamente todavía se requiere del “paraguas de un banco.
Así que del lado institucional del negocio, no las veo como una amenaza hoy, quién sabe dentro de cinco o 10 años. Las veo como una oportunidad significativa para este negocio”.
Temsamani apuntó que América Latina está recibiendo más inversión en sus fintechs que India o China y mencionó a la uruguaya Bankingly (que proporciona canales digitales a instituciones financieras que se centran en clientes de bajos ingresos y que generalmente no acceden al crédito) que recibió US$ 10 millones.
Destacó a México como el país de mayor potencial para las fintechs en América Latina.
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