FOTO ARCHIVO NA MARTIN GUZMAN. El ministro de Economía, el martes, cuando anticipó el contenido del plan que tiene formato de «ley omnibus».
Se trata de un plan económico apuntado al gasto público, pero con dos limitantes, sin déficit fiscal y sin toma de deuda. El objetivo que persigue la Administración Nacional con este plan es redistribuir los recursos del estado entre los más necesitados. Estos recursos fiscales son principalmente impuestos y retenciones. Vemos con expectativas favorables que se intentará no emitir a destajo como se temía y que tratarán de mantener a raya el déficit fiscal, pero tenemos que decir que el plan, cimentado en aumentar los ingresos del Estado con mayores cargas fiscales sobre el sector privado, ahogará a éste y espantará las inversiones necesarias para generar crecimiento y empleo.
El gobierno piensa gastar sin aumentar el déficit, recaudando más, principalmente vía retenciones, suba de impuesto a los bienes personales y congelamiento de las jubilaciones por seis meses. Técnicamente, y menos en nuestra zona, no podemos negar que el sector agropecuario tiene la rentabilidad muy reducida y los precios internacionales no son los de otros tiempos, lo que redundará en menor inversión y menores rindes. En cuanto a los jubilados quedan sin la regla de la actualización por la que tanto se había luchado, no importa si aportaste o no a las cajas y se irán aplanando las distintas escalas de los haberes previsionales. Los aumentos que estos recibirán serán a discreción del Poder Ejecutivo, lo mismo ocurrirá con los distintos planes sociales.
A lo anterior se le agrega el congelamiento de tarifas por 180 días y un impuesto del 30% a la compra para atesoramiento de dólares y a los consumos realizados en dicha moneda. Respecto a esto último, se generan diferentes cotizaciones y diferentes situaciones de inequidad respecto del tipo de cambio a aplicar, tenemos un dólar oficial en $63 totalmente encorsetado por un cepo, un dólar para exportar soja en aproximadamente $44, un valor para importar en $63, un dólar libre (aquí reunimos el blue y el contado con liqui, uno legal y uno ilegal) en $75 y un dólar para gastos con tarjeta o para atesoramiento en $82. Para ejemplificar la inequidad que genera los distintos tipos de cambio imaginen que importamos un bien, por este pagamos el dólar importación de $63 y con la sola puesta a disposición en el mercado ya puedo cobrar por el un 30% más, que sería el valor del bien en dólares de argentina, es decir el valor del dólar oficial más el tipo de cambio, solo que acá el 30% se lo gana el importador (este costo es el mismo si el bien lo consumo en el exterior).
Podemos denominar al programa económico como de “economía cerrada con redistribución del ingreso”, donde seguramente tendremos menos inversión, por presión impositiva e imposibilidad de subir precio, ya sea por ser estos establecidos por el exterior, como los commodities o imposibilidad de subir tarifas. Si no se invierte tendremos que la capacidad instalada irá envejeciendo, los servicios serán más baratos pero luego de un tiempo sin inversiones, tendremos cortes de servicios de luz y gas, rutas intransitables, inundaciones, entre otros inconvenientes.
Preferiríamos un plan de gobierno que gestione sobre aumentar el ahorro y la inversión, para conseguir así que haya crecimiento, se genere riqueza, se aumente el empleo y a través de estas variables crezca el consumo y nuevamente se reinicie el ciclo con más inversión.
#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler
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